martes

la sabiduría asombrada

Mira, Berganza, nadie se ha de meter donde no le llaman, ni ha de querer usar del oficio que por ningún caso le toca. Y has de considerar que nunca el consejo del pobre, por bueno que sea, fue admitido, ni el pobre humilde ha de tener presumpción de aconsejar a los grandes y a los que piensan que se lo saben todo. La sabiduría en el pobre está asombrada; que la necesidad y miseria son las sombras y nubes que la escurecen, y si acaso se descubre, la juzgan por tontedad y la tratan con menosprecio

Nuestra restauración y 3

Digo, pues, que el verdadero sentido es un juego de bolos, donde con presta diligencia derriban los que están en pie y vuelven a alzar los caídos, y esto por la mano de quien lo puede hacer. Mira, pues, si en el discurso de nuestra vida habremos visto jugar a los bolos, y si hemos visto por esto haber vuelto a ser hombres, si es que lo somos.

Nuestra restauración 2

no en el sentido alegórico, sino en el literal, se han de tomar los versos de la Camacha; ni tampoco en éste consiste nuestro remedio, pues muchas veces hemos visto lo que dicen y nos estamos tan perros como vees

Nuestra restauración 1

tomándolo en el sentido que he dicho, paréceme que quiere decir que cobraremos nuestra forma cuando viéremos que los que ayer estaban en la cumbre de la rueda de la fortuna, hoy están hollados y abatidos a los pies de la desgracia, y tenidos en poco de aquellos que más los estimaban. Y, asimismo, cuando viéremos que otros que no ha dos horas que no tenían deste mundo otra parte que servir en él de número que acrecentase el de las gentes, y ahora están tan encumbrados sobre la buena dicha que los perdemos de vista; y si primero no parecían por pequeños y encogidos, ahora no los podemos alcanzar por grandes y levantados. Y si en esto consistiera volver nosotros a la forma que dices, ya lo hemos visto y lo vemos a cada paso

el maleficio

Volverán en su forma verdadera
cuando vieren con presta diligencia
derribar los soberbios levantados,
y alzar a los humildes abatidos,
con poderosa mano para hacello.

¡Mucho pueden las dádivas, Cipión!

¡Mucho pueden las dádivas, Cipión!

viernes

tantas cosas por decir

No sé lo que entonces hiciera; esto sé que quiero hacer ahora: que es no morderme, quedándome tantas cosas por decir que no sé cómo ni cuándo podré acabarlas; y más, estando temeroso que al salir del sol nos hemos de quedar a escuras, faltándonos la habla.

letrados tontos y gramáticos pesados

Así es, porque también se puede decir una necedad en latín como en romance, y yo he visto letrados tontos, y gramáticos pesados, y romancistas vareteados con sus listas de latín, que con mucha facilidad pueden enfadar al mundo, no una sino muchas veces.

ambición y perjuicio

BERGANZA.- Ambición es, pero ambición generosa, la de aquel que pretende mejorar su estado sin perjuicio de tercero
CIPIÓN.- Pocas o ninguna vez se cumple con la ambición que no sea con daño de tercero.
BERGANZA.- Ya hemos dicho que no hemos de murmurar.
CIPIÓN.- Sí, que yo no murmuro de nadie.

Aquéllos por quien lo digo

¡Ojalá que como tú me entiendes me entendiesen aquellos por quien lo digo; que no sé qué tengo de buen natural, que me pesa infinito cuando veo que

miércoles

Basta, Berganza; vuelve a tu senda y camina.

Basta

si supieses cuán dura cosa es

Mira: cuando las miserias y desdichas tienen larga la corriente y son continuas, o se acaban presto, con la muerte, o la continuación dellas hace un hábito y costumbre en padecellas, que suele en su mayor rigor servir de alivio

consentiré que murmures un poco de luz y sea tu intención limpia

quiero decir que señales y no hieras ni des mate a ninguno en cosa señalada: que no es buena la murmuración
(...)
murmura, pica y pasa, y sea tu intención limpia, aunque la lengua no lo parezca.


BERGANZA.- En estas materias nunca tropieza la lengua si no cae primero la intención

Pero advierte primero si nos oye alguno

Pues si puedo hablar con ese seguro, escucha; y si te cansare lo que te fuere diciendo, o me reprehende o manda que calle
CIPIÓN.- Habla hasta que amanezca, o hasta que seamos sentidos; que yo te escucharé de muy buena gana, sin impedirte sino cuando viere ser necesario.

donde podremos gozar sin ser sentidos desta no vista merced que el cielo en un mismo punto a los dos nos ha hecho.

Cipión hermano, óyote hablar y sé que te hablo, y no puedo creerlo
(...)


[CIPIÓN].- Pero, sea lo que fuere, nosotros hablamos, sea portento o no; que lo que el cielo tiene ordenado que suceda, no hay diligencia ni sabiduría humana que lo pueda prevenir; y así, no hay para qué ponernos a disputar nosotros cómo o por qué hablamos; mejor será que este buen día, o buena noche, la metamos en nuestra casa; y, pues la tenemos tan buena en estas esteras y no sabemos cuánto durará esta nuestra ventura, sepamos aprovecharnos della y hablemos toda esta noche, sin dar lugar al sueño que nos impida este gusto, de mí por largos tiempos deseado.


BERGANZA.- Y aun de mí, que desde que tuve fuerzas para roer un hueso tuve deseo de hablar, para decir cosas que depositaba en la memoria; y allí, de antiguas y muchas, o se enmohecían o se me olvidaban. Empero, ahora, que tan sin pensarlo me veo enriquecido deste divino don de la habla, pienso gozarle y aprovecharme dél lo más que pudiere, dándome priesa a decir todo aquello que se me acordare, aunque sea atropellada y confusamente, porque no sé cuándo me volverán a pedir este bien, que por prestado tengo.

viernes

De la Resurrección

Allá, en el Hospital de la Resurrección, a las afueras de Valladolid, tuvo lugar la
NOVELA Y COLOQUIO QUE PASÓ ENTRE CIPIÓN Y BERGANZA,PERROS DEL HOSPITAL DE LA RESURECCIÓN,QUE ESTÁ EN LA CIUDAD DE VALLADOLID,FUERA DE LA PUERTA DEL CAMPO,A QUIEN COMÚNMENTE LLAMAN«LOS PERROS DE MAHUDES»